....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)

lunes, abril 29, 2013

La violencia invertida

No hace mucho tiempo, durante la función de un circo en un país de América Latina, un domador fue atacado por un tigre.  Este le clavó las garras en el cuello, abriéndole un hueco tan grande como el canal de Panamá, y el domador comenzó a sangrar a borbotones hasta que finalmente murió.
En el momento del ataque, los espectadores comenzaron a gritar, las madres escondieron los ojos azorados de los niños para que no pudieran ver la aparición inesperada de la muerte en la arena. La gente, que tan valientemente porta armas para defenderse de la violencia urbana, hábito que defiende en los canales de televisión, escapó dando aullidos superiores a los proferidos por el felino.
Los diarios titularon frases similares a “HORROR EN EL CIRCO” en una tipografía morbosa, y los ciudadanos de bien se arremolinaron ante la morgue judicial para exigir que mataran a la bestia o que por lo menos le quitaran las garras, así aprendería.
De los golpes y castigos que recibía el tigre para ser domado, nunca nadie habló.

jueves, abril 25, 2013

un poema de Marie - Claire Blais


El mar en las manos

Oh, Música, todavía….todavía un poco de tiempo
Contigo todo en torno de mi silla como un hombre que grita
Contigo que me haces reír dentro de mis lágrimas,
Quiero ver los bosques plenos de cabelleras de niños,
Y esos niños tiernos,  mejillas contra las flores,  en todas partes dormidos
Sí, Música, todavía….todavía un poco de tiempo!

Oh, Música, jamás….jamás la sangre,
Deja que la noche plante la luna púrpura como un concierto
Deja cantar los anillos en los dedos de los novios
Y que todas las bocas que se echen a reír en dulces fragmentos,
Oh Música, oh!, No, nunca más sangre
Porque la Tierra es una bello violín de brazos tendidos, de brazos de amante
Al menos, Música, vela el rojo…un momento.

Oh, Música, Amor y perdón, clamor de las catedrales
Arde, arde,  punto culminante  celestial que ilumina los fines del mundo,
Oh, Música, todavía un poco de tiempo
Contigo en torno de mi silla como un hombre que ruega,
Sin saber cómo,
No, jamás, nunca jamás la sangre!


Marie - Claire Blais (Canadá)
Publicado en http://francais.agonia.net/index.php/poetry/1786776/La_Mer_Dans_Les_Mains
Traducido del francés por Myriam Rozenberg

domingo, abril 21, 2013

un poema de Moncef el Whaybi

El gato andaluz

A Rosa Alice Branco



Un gato andaluz que miraba a través de un cristal negro
Nos seguía toda la jornada a través de Granada
Deambulábamos en Albaiazin
El deambulaba
Subíamos las escaleras de piedra
Él hacía lo mismo
Descendíamos
Él  descendía
Atravesábamos el río Aldarou
Atravesaba
Subíamos la pendiente hacia la Alhambra
Él hacía lo mismo
Nos crecían las alas a partir de los arabescos de Abi Abdallah
Se proveía las alas
Fallábamos en transformarnos en pájaros
Él nos imitaba
Quién le habría hablado de nosotros a este gato andaluz?
Y por qué nos seguía?
Cuando regresamos para nuestra primer noche
Y cuando abrí la puerta
Vino a mi encuentro
Se frotó contra mí
Y se fue arrastrando una cola tan azul
Como la noche
Pero cuando desfondamos nuestra
Primera selva
E hicimos un colchón de follaje
Saltamos- en las tinieblas- de una rama a otra
Esta piel azul es la tuya o la mía?
Esta voz, es el eco de la gata o del
Néctar de las abejas?
Esta piel bajo el ombligo
Es la de un felino o de una ardilla?
Estábamos en el primer lenguaje de la arcilla
A deshacernos las luces de nuestros cuerpos
Y penetrábamos en las entrañas de la tierra
Fallábamos en transformarnos en pájaros
Cuando el gato andaluz abrió la puerta…


Moncef el Whaybi (Túnez)
Publicado en http://www.titexte.net/texte/afficher/4194
Traducido del árabe al francés por Abdelmajid Youcef
Traducido del francés al español por Myriam Rozenberg

miércoles, abril 17, 2013

retengan este nombre

 

 
Retengan este nombre: Saltsjoebaden.
¿Difícil de pronunciar? No sé, vivo en Suecia y los nombres largos brotan con facilidad desde mi boca.
 
Dice el diario que un tren colisionó con un edificio de viviendas en Saltsjoebaden.
Que anduvo solo, o mejor dicho, que una mujer que hace la limpieza lo accionó de modo involuntario.
 
No es cierto, comentan las malas lenguas. Ella lo robó. Hace años que se queja del país, de que nunca pasa nada, de que los días son siempre regulares, aburridos, tan monótonos, que es necesario un poco de velocidad, de aceleración, de premura.
 
Para quien da pasos lentos en la nieve, 80 km/ hora es una exageración. Con esa ligereza, sólo  trota el viento suprimiendo huellas.
 
El cuerpo de la mujer se encuentra lastimado, escindido en fracturas.
También hay brechas y rendijas en Saltsjoebaden.

sábado, abril 13, 2013

un poema de Santiago Kovadloff

Precisiones

Me gustan las puertas que gimen,
los goznes quejumbrosos,
las tablas del piso que ceden y crujen,
esas letras de hierro devoradas por la herrumbre,
el moho y su verdor, la ruina de lo diáfano.

Nada está a salvo de la vida.
Porque es vida
lo que cava, quiebra y oscurece;
vida la humedad,
los hongos que florecen
en los altos ángulos pasivos;
vida lo que roe, vida lo que hiere,
vida ese aliento ciego y sucio
que se filtra en la madera y la deshace,
en tu piel y la seca,
en el pétalo y lo agota.

Santiago Kovadloff (Argentina)
Publicado en Ruinas de lo diáfano ( Editorial Grupo Editor Latinoamericano)

martes, abril 09, 2013

conspiraciones


Primero una tanteó para ver si podíamos.  Yo sabía que sí. Es el momento, insinué. Entonces la invitada, viendo la vía libre, se sentó en el asiento de la ausente  y nos pusimos a hablar, a dialogar, a difamar a la mujer de negro.

Todas sabemos que hay cosas que no se pueden decir.  Es una cuestión de supervivencia. Como en otras épocas, cruzar miradas que se incendian y callar, porque el cuchillo viene en forma de video y el cadáver en el ropero lo fragua un inspector del fisco.  

No tienen la menor idea de lo que es la libertad y luchar por ella fuera de la iglesia.  La fe en los dioses es un asunto íntimo, que no nos fuercen a hacer saludos a la muerte en los campamentos.

Todo esto opinamos y, de pronto, los pasos de alguien en el pasillo activan una cierta apariencia del reflejo de Pavlov y en vez de expulsar saliva, la tragamos. Otra vez hundidas en el silencio.

 

viernes, abril 05, 2013

un poema de Graciela Aráoz

XXII

Me pidieron que cerrara la puerta.
Yo la abrí.
No puedo decir que no puedo.
Las palabras.
                           Un laberinto me recorrió.
Se hundió el río de la infancia
y yo ahí, abriendo la puerta,
el corazón, la boca.
Abriendo la lágrima que se secaba.
Y yo ahí, anochecida, roja de deseo.
No puedo decir que no puedo.
El lenguaje está de pie.
Y yo decido cerrar la puerta.


Graciela Aráoz (Argentina)
Publicado en el libro Diabla (Ediciones Ultimo Reino).

lunes, abril 01, 2013

un poema de Eileen Almeida Barbosa


Mi gente

Mi gente
Parece haber brotado
De esta tierra seca

Brotada de los volcanes
Nacida de una concha
Que el mar depositó en la arena

Mi  gente
Tiene arrugas de mirar lo lejano
Arrugas de reir
De sufrir
Y de morir
Las de morir son más bonitas
Prueban el renacer
En cada día


Eileen Almeida Barbosa (Cabo Verde)
Publicado en Destino de bai (Edición Saúde en portugués)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg