....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)
jueves, junio 30, 2005
ángel de la noche
Tengo el cansancio anticipado de lo que no voy a encontrar.
Fernando Pessoa
Me dicen que
hay que probarse la esperanza
cada tanto
pero yo no conozco esos vestidos.
Ando desnuda
vulnerable
como los árboles
que no pueden correr cuando
llega la tormenta.
Me cuentan
relatos de finales felices
y se me escapan bostezos centelleantes:
la vida no es tan aburrida.
Lo que perdí es todo lo vivido.
Me falta ganar lo que se viene.
Sin embargo
este poema en un ademán intenso
exhibe el rostro de la asfixia.
Ahogado de mí
intenta por enésima vez resurrecciones.
Nada de eso me interesa.
Camino con el tedio de la tristeza deglutida
por la escalera en espiral
hacia el universo de la noche.
jueves, junio 23, 2005
el hambre de la hembra
fue cuando el hambre terminó con Eva
Alejandro Filio
es otra vez de noche
y no me cuesta nada dibujar tus labios en besos
fugaces sobre el cuerpo
las horas repiten sílabas de dos alientos jadeantes
todo se hace tan real como hace un rato
he oído que el amor no se busca
apenas se encuentra
y yo te encontré callejeando como un perro
pero los perros suelen encontrar humanos
distinguidos por su bondad y puertas
que se abran para darles un plato de comida
yo?
estoy en esta plaza mirando caer la lluvia que no cesa
domingo, junio 19, 2005
contemplación
gestos de lluvia
Sus ojos son la muerte en el espejo
reflejo divino empujado hacia un norte
en forma de gestos de lluvia.
Para dibujar el cielo en la mejilla
hace falta una fragancia de azules
besos de ananá deshaciendo la sangre.
Si la ciudad fueran sólo los cuervos
una densidad de barro cubriría las bocas.
Pero ellos corretean de día
y de noche son otras las sombras.
¿De qué garganta se sueltan?
¿De qué jazmines huyen en la brisa
hacia un bosque de fuego?
Vendrán sus voces, moribundas,
a cantar ardientes profecías.
Como un cisne
batiendo sus alas
hacia la absurda sonrisa de la tierra.
reflejo divino empujado hacia un norte
en forma de gestos de lluvia.
Para dibujar el cielo en la mejilla
hace falta una fragancia de azules
besos de ananá deshaciendo la sangre.
Si la ciudad fueran sólo los cuervos
una densidad de barro cubriría las bocas.
Pero ellos corretean de día
y de noche son otras las sombras.
¿De qué garganta se sueltan?
¿De qué jazmines huyen en la brisa
hacia un bosque de fuego?
Vendrán sus voces, moribundas,
a cantar ardientes profecías.
Como un cisne
batiendo sus alas
hacia la absurda sonrisa de la tierra.
jueves, junio 09, 2005
Saraband II
En esos meses
yo caminaba al sol
bebía whisky por las tardes
reía y lloraba con la niña
cortaba frutas
que destilaban su fragancia limpia
ajena a tanto encierro
escuchaba historias extrañas
de madre muerta vigilante
desde una foto color sepia
el pueblo no era demasiado grande
para tanto desprecio del padre por el hijo
y tanto odio del hijo por el padre
volviendo a casa
visité a mi hija loca
y descubrí que yo era como aquellos
esa revelación me supo a hiel
desnuda y frágil me dejó
más que la extracción del útero
y el tiempo con su paso irremediable
yo caminaba al sol
bebía whisky por las tardes
reía y lloraba con la niña
cortaba frutas
que destilaban su fragancia limpia
ajena a tanto encierro
escuchaba historias extrañas
de madre muerta vigilante
desde una foto color sepia
el pueblo no era demasiado grande
para tanto desprecio del padre por el hijo
y tanto odio del hijo por el padre
volviendo a casa
visité a mi hija loca
y descubrí que yo era como aquellos
esa revelación me supo a hiel
desnuda y frágil me dejó
más que la extracción del útero
y el tiempo con su paso irremediable
miércoles, junio 08, 2005
Saraband
No me sigas.
El único abrazo posible
es ese sueño
donde ya no toco
sarabandas.
Bajo tus pies
yo mordí la luz
arrodillada
en un otoño de extravíos.
Una carta oliendo a muerte
advirtió del vidrio de este amor
que me tenías
mas no le hiciste caso.
Anónima en la orquesta
soy flor deshojada
pero viva.
Aprendo a rearmar mi cuerpo
tan precario.
Tu sombra vuela sobre mí
pero ya no lloro
no duermo tus huidas
esa perversa codicia
por un paraíso inexistente.
Al tocar mis dedos la madera
asesino aquella novia antigua
y renazco al fin como una niña pura.
Hay que desbordar
de ángeles
el cello que acaricio.
El único abrazo posible
es ese sueño
donde ya no toco
sarabandas.
Bajo tus pies
yo mordí la luz
arrodillada
en un otoño de extravíos.
Una carta oliendo a muerte
advirtió del vidrio de este amor
que me tenías
mas no le hiciste caso.
Anónima en la orquesta
soy flor deshojada
pero viva.
Aprendo a rearmar mi cuerpo
tan precario.
Tu sombra vuela sobre mí
pero ya no lloro
no duermo tus huidas
esa perversa codicia
por un paraíso inexistente.
Al tocar mis dedos la madera
asesino aquella novia antigua
y renazco al fin como una niña pura.
Hay que desbordar
de ángeles
el cello que acaricio.
sábado, junio 04, 2005
el regreso
los fantasmas de los asesinados
regresan de la noche
se sientan a la cama
con las manos armadas de pinceles
devoran sus dolores
se inventan un cuerpo
amanecen
nuevamente
regresan de la noche
se sientan a la cama
con las manos armadas de pinceles
devoran sus dolores
se inventan un cuerpo
amanecen
nuevamente
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