....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)

sábado, marzo 30, 2024

Un poema de Héctor Pedro Blomberg

Las dos irlandesas


Aquí estoy con los chinos y las dos irlandesas
que llegaron a bordo del Jamaica Marú;
Maggie, la mayor, tiene ojos como turquesas
y bebe gin en este viejo bar del Dock Sur.

Nancy, la menor de ellas, parece una gitana,
pero nació en el barrio más pobre de Dublín;
arde en sus ojos negros una pasión lejana
y en su pálida frente hay una cicatriz.

De dónde las trajeron los chinos taciturnos
Maggie me habló al oído: “los conocí en Shangai...”
(En el bar se morían los murmullos nocturnos
y en los labios de Nancy se apagaba un cantar...)

El Marú había partido con rumbo a Yokohama.
Maggie me amó en las noches siniestras del Dock Sur;
me hablaba de su vida errante, y una llama
de pasión palpitaba en su mirada azul.

Nancy, junto a nosotros, cantaba dulcemente
canciones misteriosas de la China y del mar.
(Quién las llevó de Irlanda al infierno de Oriente,
y por qué las trajeron los chinos de Shangai).

Pero yo amaba a Nancy, la irlandesa morena;
los chinos, silenciosos, miraban a las dos;
las casuchas dormían bajo la luna llena
y en los negros navíos temblaba un resplandor.

¡Nancy! ¡Nancy! Una noche su canción quedó trunca;
los chinos dormitaban borrachos de chandú...
¡Pobre Maggie! Esa noche bebió más gin que nunca
y se arrojó a las aguas oscuras del Dock Sur.


Héctor Pedro Blomberg ( Argentina)

sábado, marzo 23, 2024

Un poema de Alda Lara

Abandono

 

¡No ices las velas, marinero!
¡No gires el timón!
No luches siquiera…
(¿Para qué, luchar?)
Déjate llevar, como el mar,
al capricho
de las mareas de un día…
Como cuerpo para volver a encender
la maresía…
el olor embriagado de luz
y el alma,
embrujada en algas,
para fluctuar…
¡Déjate llevar!

Y si la tormenta te quiebra
los mástiles,
y te rasgan
las velas
y no para
de rugir,
¡no grites!
¡No tengas miedo!...
En las noches-secreto del mundo
verás cómo es bello
dormir tan envuelto
de viento y luz de luna…
Déjate llevar como el mar…
Sereno y perdido
en la paz
sin recurrir al mar



Alda Lara (Angola)
Publicado en "O mar, o rio e a maternidade na poesia de Alda Lara". Autor: Sávio Roberto Fonseca de Freitas.
Revista Ecos
Programa de Pós- graduação em Estudos Literários/ UNEMAT
Programa de Pós-graduação em Linguística/ UNEMAT
Centro de Estudos e Pesquisas em Literatura
Centro de Estudos e Pesquisas em Linguagem (2020)
Traducido del portugués al español por Myriam Rozenberg

sábado, marzo 16, 2024

Un poema de Antonio Requeni

Una piedra recogida en una playa de Creta


El don de la vida me ha sido concedido
para estar hoy aquí, para ver este mar
que vieron, como yo, otros húmedos ojos
hace mil, dos mil años,
y alzar entre mis dedos una pedira
devastada que trajeron las olas
como botín inútil arrancado a los siglos.
¿Qué es una piedra? Nada, nada más que una piedra
a la que le fue negada la gracia de vivir.
(Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura porque esa ya no siente).

Nada siente esta piedra y sin embargo
estará cuando todos-tú, lector, yo, poeta-
no seamos siquiera la resaca
que la espuma abandona en las orillas.
Esta piedra en mi mano, resto fósil del tiempo,
no sostuvo una torre, no fue estatua o palacio,
no dio alegría para siempre, pero
quizás un día Ulises la llevó hasta sus ojos
y distraídamente la devolvió a las aguas
que oscurecieron su color de vino.
O tal vez una noche Kazantzakis
la pisó mientras iba leyendo en las estrellas
el ardiente mensaje que inspiró su epitafio.
Ella es muy poco entre mis dedos, sólo
superficie pulida, peso leve: una piedra;
pero en su inerte forma late, oscuro el enigma
de lo que pasa y lo que permanece.




Antonio Requeni ( Argentina)
Publicado en Revista Ñ. 28 (2006)


Nota: El verso " Dichoso el árbol que es apenas sensitivo/ y más la piedra dura porque esa ya no siente" pertenece al poema "Lo fatal" de Rubén Darío.

sábado, marzo 09, 2024

Un poema de Alberto Laiseca

Tú y yo


La arenisca penetra en mis cejas y en tu pelo.
La muerte tiene ojos de almendra,
cuando extiende su Decreto Imperial.
Sólo una huella de ceniza
es la imagen del espejo destrozado.
Sin duda, mañana, algún día,
haciendo equilibrio en el borde de una campana vuelta de revés,
un sonido más fuerte nos sacará del circulo
empujándonos hacia el fondo.
Mañana, algún día,
emprenderemos viaje a los Torrentes Amarillos *
donde la luz se detiene
y el sonido se sumerge en la madera celestial.
Pero hoy, el cerezo del árbol, tiene más realidad
que los diez lejanos ángulos de la tierra.
Hoy estamos juntos, tú y yo.



Wu Yang Tsu. Dinastía Shang.


*Esta antigua alegoría china significa La Muerte

(aclaración del autor)


Alberto Laiseca ( Argentina)
Publicado en el libro "Poemas chinos". Editorial Gárgola (2005).

sábado, marzo 02, 2024

Una canción de Amália Rodrigues

Fui al mar a buscar sardinas







  Mercado do Bolhão (Porto-Portugal)
Foto: Myriam Rozenberg (06.06.23)



Fui al mar a buscar sardinas
Para darle a mi amor
Me perdí en las ventanitas
Que espiaban desde el vapor

A espiar allá desde el vapor
Vi la cara de un francés
Y sea allá como sea
Voy al mar otra vez

Yo fui al mar otra vez
Allá el vapor de agitado
Ahí ya no vi al francés
Vine de allí toda mojada

Saltó de mi toda esperanza
Saltó del mar la sardina
Salta la pulga de la balanza
No pasa nada, no era mía

Voy al mar a buscar sardina
Ya me olvidé del francés
La idea no es mía
Ni  mía ni tampoco de ustedes

Cosas que me hago idea
Después de haber ido al mar
Será que me entró arena
Donde no debía entrar

Puede no tener sentido
Puede que el verso no quepa
Pero no querrían saber
Lo que me he reído

No es para adivinar
Que no me gustan los acertijos
Ya saben que fui al mar
Y fui allí a buscar sardinas

Sardina que anda en el mar
Debe estar reconfortada
Tiene agua, sabe nadar,
¡Desearía ser sardina!


Letra: Amália Rodrigues ( Portugal ) - Música: Carlos Gonçalves (Portugal)
Traducida del portugués por Myriam Rozenberg