Dícese que el poeta es un creador, o mejor, un estructurador de lenguas, y siendo así, de civilizaciones. Homero, Virgilio, Dante, Chaucer, Shakespeare, Camões, los poetas anónimos del Cantar del Mío Cid viven a base de esas afirmaciones. Puede ser. Pero para el burgués común la poesía no es cosa que se pueda cambiar usualmente por dinero, colgar en la pared como un cuadro, colocar en un jardín como una escultura, poner en un tocadiscos como una sinfonía, transportar a la tela como un cuento, una novela o un romance, ni exhibir como un guión cinematográfico, un ballet o una pieza de teatro. Modigliani- que si estuviese vivo sería multimillonario como Picasso -, podía, en la época en que moría de hambre, cambiar una tela por un plato de comida: muchos artistas plásticos lo hicieron antes o después que él. Pero encuentro difícil que un poeta pueda jamás conseguir su filet a cambio de un soneto o una balada. Por eso me parece que la mayor belleza de este arte modesto y heroico es su aparente inutilidad. Eso da al verdadero poeta fuerzas para no comprometerse jamás con los dueños de la vida. Su único patrón es su propia vida: la vida de los hombres en su larga lucha contra la naturaleza y contra sí mismos para realizarse en amor y tranquilidad.
Vinicus de Moraes (Brasil)
Sobre poesía (fragmento)
Publicado en Para viver um grande amor (Editorial Companhia das letras)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg
1 comentario:
Pero los poetas han cantado al horror, así como han cantado el horror. Se han sometido, a cambio de gloria, al amo. Como otros tantos, pintores, músicos, literatos, actores. No creo que el arte sea un ente abstracto, o una idea, creo que es lo que los humanos hacemos con la palabra, la imagen, el color, el sonido, el pensamiento. Un humano asunto, bah. Demasiado humano.
Saludos de la Frazier.
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