El diablo o Dios los da, según tradición,
y veloces se mueven
saltando el jardín por los tapiales
hacia las casas vecinas donde se confunden
con sus amigos del barrio
o del barro
rara dispersión de un movimiento
que, en tanto uniforme,
los divide según el nombre del juego
y el género sexual
entonces todo se altera para el niño en forma y número
y la cantidad de alteraciones lúdicas
no pueden adquirirse dos veces de manera indivisible
en lo inmediato un vecino sale a la vereda y grita
pidiendo que hagan silencio a la hora de la siesta.
Daniel Muxica(Argentina)
Del libro "el niño, ensayo de familia". Editorial Bajo la luna.
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