Pidió disculpas por el error- el cirujano se había equivocado-. Ahora el anciano tenía dos dedos menos del pie derecho y los otros, del izquierdo, gangrenados. Además estaba ciego. La diabetes se había apoderado de él y ya sin fuerzas, rezaba a cada instante por su muerte.
4 comentarios:
Raro error y catastrófico dislate el del bisturí. No es el menor de tu asombroso espacio, donde uno puede hallar de todo, como en una caja de pandora...
Todo ello me viene bien ahora, en que hago lo que puedo para recuperar el resuello que me dejó tan mermado la representación de Guantes de piel humana, de la que te he preparado en el blog un pequeño reportaje fotográfico que espero no te disguste demasiado...
Un fuerte abrazo, y gracias por todo...
Carlos
Ah, se me olvidaba decirte que me gustaría conocer tus traducciones, ya que estoy preparando una antología del Holocausto que todavía es susceptible de ampliaciones.
Un fuerte abrazo
Carlos
mY
esto parece lapolítica
nunca se extirpa el punto concreto...sino se va por los costados equivocados y el paciente o los pueblos mueren a sabiendas
besos ,tiempo sin contactarse,bien?
a mayor responsabilidad, mayor culpabilidad.
en el ser adulto cada acción encadena consecuencias
no pudiendo permitirse el error, propio del ser humano imperfecto.
gracias por hacer pensar!!
Ninia.
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