Dicen que es inaudito
traicionar las reglas de la buena cortesía
pero con mi inefable luna del amanecer
borracha de esa atmósfera fantástica
me oí gritarle al cuidador del cementerio
cara redonda
glóbulos de aceite en la papada
que defiende su experiencia de mosca
girando en torno de los mortales.
“ Yo le custodio la tumba”
asegura y fanfarronea
más hipócrita que político en campaña
-domina las malas artes de la oratoria:
los largos discursos
las promesas precisas
los verbos encendidos
los silencios estudiados
los susurros hipnóticos-.
Como si yo no supiera desde hace tiempo
que es el mismo muerto
quien bebe las flores
hace cantar a los pájaros
y resguarda su última morada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario