Yo estuve en Suecia, y éramos 4. Me encerraba con mis largas trenzas a hacerme rubia. Es una manera rara de recordar la historia. Dejé tantos amigos perdidos en la infancia pero la memoria insiste y excava en las ruinas. Me acuerdo de la reina que danza, de la mujer confiada en ángeles, de la chiquita que llora, del hombre atravesando el río y de los amantes con sus besos de fuego. Ay de esa niña y sus cintas, confidente del sol, en Estocolmo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario