Rio. Cidade maravilhosa. Y un fragmento del texto "El día de mi padre" de Vinicius de Moraes.
Si Clodoaldo Pereira da Silva Moraes y yo intercambiamos diez palabras durante su vida, fue mucho. Buen día, como estás, hasta la vuelta- a veces ni eso. Hay personas con quienes las palabras son innecesarias. Nos entendíamos y amábamos calladamente, mi padre y yo. Tal vez por el hecho de que su figura me emocionara tanto, evité siempre pisar con él el terreno de las cosas emocionales, pues estoy seguro de que, si comenzásemos a hablar, caeríamos los dos en llanto, tan grandes eran en nosotros los motivos para llorar: todo lo que podía haber sido y no fui; todo lo que querríamos dar el uno al otro, y a los que nos eran más queridos, y no podíamos; el orgullo de un padre poeta inédito por su hijo publicado y premiado y el deseo en ese hijo de que fuese lo contrario...-tantas cosas que hacían que nuestros ojos no se demoraran demás cuando se encontraban y tornaban nuestras palabras difíciles. Porque la intención justamente, era de abrazarme con él , sentirle la barba con la mía, acariciarle los pocos cabellos y lamentarnos juntos sobre nuestra ineptitud para construir nuestro mundo palpable.
Vinicius de Moraes (Brasil)
Extraído del texto El día de mi padre
Publicado en el libro Para viver um grande amor (Editorial Companhia das letras)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg
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