Y entonces acudí a tu fiesta y todo era comida, danzas, tragos. Yo estaba feliz, comprendía el gesto. La fiesta era en mi honor.
A tu salud dijiste. En una mesa larga un hombre hecho de juncos se reía con su palabra de hiena. La bilis seguía afuera, desde mi cuerpo hacia una bolsa y se drenaba.
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