Es mío el cuerpo
elescaramujo
el escaramujo (blog de poesía, otras letras y también fotos)
sábado, abril 27, 2024
Un poema de Emmanuel Taub
Es mío el cuerpo
sábado, abril 20, 2024
Una canción de Monda
Es tan triste ver partir
Por ese mar abierto
Por aquellos que van ahí
Hay mucha gente que llora
Es tan triste ver partir
Un barco del continente
Para Angola o Mozambique
Allí va otro contingente
Tanta lágrima perdida
Cuando un barco deja el muelle
Adiós mi madre querida
No sé si regresaré pero
Me voy para Lisboa
Porque la vida acá está mal
En búsqueda de cosas buenas
Busco, no encuentro acá
Hay mucha gente que llora
Con penas en el corazón
Por ese mar abierto
Allá va una embarcación
Arreglos: Jorge Roque / Pedro Zagalo / Der Medinas.
sábado, abril 13, 2024
Un poema de George Bradley
Vinimos a descansar un rato y jugar.
En las islas cubiertas de sol conocidas como Tremiti,
Lava a gente como tú y como yo,
En el sur del Adriático, en la espuma arrastrada por el viento.
En el agua más azul, justo donde comienza,
Vinimos a jugar un rato, llegamos a descansar.
En costas rocosas de calas áridas,
Cuando llegaron las olas y el agua salpicó
Y la luz del sol reflejada saltó y brilló
Entre los acantilados, los salientes y las grutas,
En el Adriático, donde este tipo de cosas empiezan.
En el agua azul clara que traen las olas
Fuera del soleado mar Adriático,
Vinimos a descansar y jugar y bañarnos,
Mientras los pinos se balanceaban en los acantilados de arriba
Y el viento dispersó la espuma salada del mar,
En el soleado Adriático, donde comienza una forma de vida.
Vinimos buscando una inmersión, para encontrarnos
En aguas lo suficientemente claras como para explorar
Un fondo profundamente azul, al verlo parecía
Incluso Grecia o cualquier otro sitio.
Que el agua lavada así o el sol pudieran encenderse así,
Vinimos a vernos en un mundo de sueños,
Que las palabras podrían trasmitir lo que implica el lugar,
Ese lugar podría terminar lo que una palabra genera
Vinimos buscando el agua más clara, el cielo más soleado,
Vinimos, tú y yo, a ver lo que se vería
Inmersos en aguas perfectamente azules,
En olas iluminadas por el sol que llevaban su oscuro secreto,
Pequeños huéspedes conocidos como medusas, cuyos frágiles brazos
Observaron, picaron y quemaron todo el día.
Y levantaron el rubor que floreció en nuestras pieles,
Agravado por el sol y las salpicaduras,
Con nuestros propios intentos de abrazarnos uno al otro,
Mientras nadamos fuera de nosotros mismos y fuimos arrastrados,
En el sur del Adriático, donde comienza el azul.
sábado, abril 06, 2024
Un fragmento de un libro de Jesús Carrasco
sábado, marzo 30, 2024
Un poema de Héctor Pedro Blomberg
Aquí estoy con los chinos y las dos irlandesas
que llegaron a bordo del Jamaica Marú;
Maggie, la mayor, tiene ojos como turquesas
y bebe gin en este viejo bar del Dock Sur.
Nancy, la menor de ellas, parece una gitana,
pero nació en el barrio más pobre de Dublín;
arde en sus ojos negros una pasión lejana
y en su pálida frente hay una cicatriz.
De dónde las trajeron los chinos taciturnos
Maggie me habló al oído: “los conocí en Shangai...”
(En el bar se morían los murmullos nocturnos
y en los labios de Nancy se apagaba un cantar...)
El Marú había partido con rumbo a Yokohama.
Maggie me amó en las noches siniestras del Dock Sur;
me hablaba de su vida errante, y una llama
de pasión palpitaba en su mirada azul.
Nancy, junto a nosotros, cantaba dulcemente
canciones misteriosas de la China y del mar.
(Quién las llevó de Irlanda al infierno de Oriente,
y por qué las trajeron los chinos de Shangai).
Pero yo amaba a Nancy, la irlandesa morena;
los chinos, silenciosos, miraban a las dos;
las casuchas dormían bajo la luna llena
y en los negros navíos temblaba un resplandor.
¡Nancy! ¡Nancy! Una noche su canción quedó trunca;
los chinos dormitaban borrachos de chandú...
¡Pobre Maggie! Esa noche bebió más gin que nunca
y se arrojó a las aguas oscuras del Dock Sur.
sábado, marzo 23, 2024
Un poema de Alda Lara
Abandono
¡No gires el timón!
No luches siquiera…
(¿Para qué, luchar?)
Déjate llevar, como el mar,
al capricho
de las mareas de un día…
Como cuerpo para volver a encender
la maresía…
el olor embriagado de luz
y el alma,
embrujada en algas,
para fluctuar…
¡Déjate llevar!
Y si la tormenta te quiebra
los mástiles,
y te rasgan
las velas
y no para
de rugir,
¡no grites!
¡No tengas miedo!...
En las noches-secreto del mundo
verás cómo es bello
dormir tan envuelto
de viento y luz de luna…
Déjate llevar como el mar…
Sereno y perdido
en la paz
sin recurrir al mar
Alda Lara (Angola)
Publicado en "O mar, o rio e a maternidade na poesia de Alda Lara". Autor: Sávio Roberto Fonseca de Freitas.
Revista Ecos
Programa de Pós- graduação em Estudos Literários/ UNEMAT
Programa de Pós-graduação em Linguística/ UNEMAT
Centro de Estudos e Pesquisas em Literatura
Centro de Estudos e Pesquisas em Linguagem (2020)
sábado, marzo 16, 2024
Un poema de Antonio Requeni
El don de la vida me ha sido concedido
para estar hoy aquí, para ver este mar
que vieron, como yo, otros húmedos ojos
hace mil, dos mil años,
y alzar entre mis dedos una pedira
devastada que trajeron las olas
como botín inútil arrancado a los siglos.
¿Qué es una piedra? Nada, nada más que una piedra
a la que le fue negada la gracia de vivir.
(Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
y más la piedra dura porque esa ya no siente).
Nada siente esta piedra y sin embargo
estará cuando todos-tú, lector, yo, poeta-
no seamos siquiera la resaca
que la espuma abandona en las orillas.
Esta piedra en mi mano, resto fósil del tiempo,
no sostuvo una torre, no fue estatua o palacio,
no dio alegría para siempre, pero
quizás un día Ulises la llevó hasta sus ojos
y distraídamente la devolvió a las aguas
que oscurecieron su color de vino.
O tal vez una noche Kazantzakis
la pisó mientras iba leyendo en las estrellas
el ardiente mensaje que inspiró su epitafio.
Ella es muy poco entre mis dedos, sólo
superficie pulida, peso leve: una piedra;
pero en su inerte forma late, oscuro el enigma
de lo que pasa y lo que permanece.
Antonio Requeni ( Argentina)
Publicado en Revista Ñ. 28 (2006)
sábado, marzo 09, 2024
Un poema de Alberto Laiseca
La arenisca penetra en mis cejas y en tu pelo.
La muerte tiene ojos de almendra,
cuando extiende su Decreto Imperial.
Sólo una huella de ceniza
es la imagen del espejo destrozado.
Sin duda, mañana, algún día,
haciendo equilibrio en el borde de una campana vuelta de revés,
un sonido más fuerte nos sacará del circulo
empujándonos hacia el fondo.
Mañana, algún día,
emprenderemos viaje a los Torrentes Amarillos *
donde la luz se detiene
y el sonido se sumerge en la madera celestial.
Pero hoy, el cerezo del árbol, tiene más realidad
que los diez lejanos ángulos de la tierra.
Hoy estamos juntos, tú y yo.
sábado, marzo 02, 2024
Una canción de Amália Rodrigues
Fui al mar a buscar sardinas
Para darle a mi amor
Me perdí en las ventanitas
Que espiaban desde el vapor
A espiar allá desde el vapor
Vi la cara de un francés
Y sea allá como sea
Voy al mar otra vez
Allá el vapor de agitado
Ahí ya no vi al francés
Vine de allí toda mojada
Saltó de mi toda esperanza
Saltó del mar la sardina
Salta la pulga de la balanza
No pasa nada, no era mía
Voy al mar a buscar sardina
Ya me olvidé del francés
La idea no es mía
Ni mía ni tampoco de ustedes
Cosas que me hago idea
Después de haber ido al mar
Será que me entró arena
Donde no debía entrar
Puede no tener sentido
Puede que el verso no quepa
Pero no querrían saber
Lo que me he reído
No es para adivinar
Que no me gustan los acertijos
Ya saben que fui al mar
Y fui allí a buscar sardinas
Sardina que anda en el mar
Debe estar reconfortada
Tiene agua, sabe nadar,
¡Desearía ser sardina!
sábado, febrero 24, 2024
Un tango de Raúl Garello
con su pipa, su sombrero y su distancia
y todo el aluvión de fantasías
que con su ronca carcajada regalaba
con ese vozarrón de marejada
habitaba el almacén y las mañanas
y en el bolsillo grande de su traje
bailaba siempre una botella de coraje.
rostro mágico y curtido
navegante de los mares y la soledad
su perfil de aventurero
recaló en los remos
de aquel bote fuerte y viejo como él
el rumor del Riachuelo
quiso hacerlo su botero
navegándole la voz
pero el viejo marinero
en silencio una mañana
dejó el río y se fue al mar.
A veces repetía y maldecía
con su copa, su tabaco y su misterio
y erguía con su vientre de gigante
mil secretas profecías de otras tierras
con ese pantalón viejo y raído
caminaba por las calles su riqueza
y en sus ojillos pícaros de viajes
brillaba siempre la muchacha del tatuaje.
sábado, febrero 17, 2024
Un fragmento de un libro de José Eduardo Agualusa
Cuando Diogo Cão y sus marineros desembarcaron en la desembocadura del Zaire y preguntaron a los hbitantes cómo se llamaba la región, se les dijo que era Soio. Pero Diogo Cão advirtió que los naturales le habían respondido en buen portugués que era “Sueño, señor” y quedó maravillado, no tanto por encontrar, en aquel fin del mundo, gente cultivada en el idioma lusitano sino, sobretodo, por la excelencia y propiedad del nombre.
José Eduardo Agualusa (Angola)
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* musseque: es un barrio muy humilde, con casas precarias, lo que sería una villa de emergencia en Argentina o una favela en Brasil. El término es usado en Angola.
sábado, febrero 10, 2024
Un poema de Kurt Brown
Kurt Brown (Estados Unidos)
Publicado en Poets.org
Traducido del inglés por Myriam Rozenberg
* En el original aquí figura la palabra “chest”. Chest fue ser tanto pecho, como cofre, como la mochila donde los pescadores colocan los accesorios para la pesca. Elegí la palabra pecho, que suele inflarse y “asentarse” luego de largar el aire.
sábado, febrero 03, 2024
Un poema de Pedro da Silveira
Vila das velas – São Jorge
En esta isla, sobre la punta extrema
Donde el sol despierta
Habitó Willen van der Haaghe
(Tiempos antiguos, flamencos
De la Aventura.
En paz descansen. Dejemos eso:
Genealogías sepultadas)
Me gusta un paisaje así:
Áspero,
Duro,
Varonil
-bello!
En los ojos de las mujeres todavía existe
La nostalgia de las campinas rasas*
De más allá del Passo de Calais.
Pedro da Silveira (Portugal). Del libro
Diário de Bordo.
Publicado en https://picodavigia2.blogs.sapo.pt/tag/psilveira
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg
sábado, enero 27, 2024
Un poema de Julia Donaldson
Si tan solo tuviera un pulpo
sábado, enero 20, 2024
de números y costos
sábado, enero 13, 2024
Un poema de Homero Aridjis
Y Dios creó las grandes ballenas
allá en Laguna San Ignacio,
y cada criatura que se mueve
en los muslos sombreados del agua.
Y creó al delfín y al lobo marino,
a la garza azul y a la tortuga verde,
al pelícano blanco, al águila real
y al cormorán de doble cresta.
Y Dios dijo a las ballenas:
«Fructificad y multiplicaos
en actos de amor que sean
visibles desde la superficie
sólo por una burbuja,
por una aleta ladeada,
asida la hembra debajo
por el largo pene prensil;
que no hay mayor esplendor del gris
que cuando la luz lo platea.
Su respiración profunda
es una exhalación».
Y Dios vio que era bueno
que las ballenas se amaran
y jugaran con sus crías
en la laguna mágica.
Y Dios dijo:
«Siete ballenas juntas
hacen una procesión.
Cien hacen un amanecer».
Y las ballenas salieron
a atisbar a Dios entre
las estrías danzantes de las aguas.
Y Dios fue visto por el ojo de una ballena.
Y las ballenas llenaron
los mares de la tierra.
Y fue la tarde y la mañana
del quinto día.
sábado, enero 06, 2024
Un poema de Kazis Boruta
El Báltico
se hundió en el Mar Báltico.
Los pescadores de ámbar zarparon
en el Báltico para pescar el sol.
El Báltico formó espuma a través de la noche.
Por la mañana los pescadores trajeron
el sol hacia la orilla en una barcaza de color ámbar.
sábado, diciembre 30, 2023
[Me escabullo]
Me escabullo.
El cree que me encuentra.Me hago transparente.
No quiero sexo. Estoy en ese tiempo en que se hiberna.
Siento más placer en las palabras que se desangran en los libros, en la tarde enamorada del sol, en el tacto de la poesía.
Su verde no me excita.
Amigos que se arriman en silencio.
Hablemos de todo lo que quieras, sin intercambio de fluidos.
domingo, diciembre 24, 2023
comentarios sobre tres libros
En las últimas semanas leí algunos libros que confluyen entre sí por tratar diferentes aspectos del judaísmo.
sábado, diciembre 23, 2023
Un poema de Aileen Cassinetto
Pequeña historia de viaje
La culpa, querido Arcturus, no está en tu estrella.
Me temo que malinterpretamos los oleajes
como exploradores que confunden un continente con otro.
“Colón extendió Asia hacia el este hasta que Japón casi besó las Azores.”
“La flota del tesoro china había sido suspendida mucho antes de que Magallanes se hiciera a la mar”.
(Mirad el vuelo de los pájaros en el aire enrarecido,
desde el lugar de reproducción hasta el lugar de invernada.
Mirad la intención y su pariente, la precisión.)
Mira cómo la Ruta de la Seda estaba pavimentada con huesos de caballos.
Y más que gusanos de seda de contrabando, traía azúcar, plata,
papel: un cambio total del mundo.
Mira cómo floreció el comercio de especias,
apuntalando un imperio, sus galeones, implacables portadores de un comercio de esclavos de Manila a Acapulco.
su lapislázuli y su rubí balas- antiguo y veteado de zafiro.
Somos apasionados por viajar.
Y los más valientes de nosotros miraron hacia arriba y recordaron todo-
la estrella fija, las cacerolas, el rey, la reina, el cuidador de las osas-
rojiza y la cuarta más brillante en todo el cielo nocturno, querida,
recordaron también al cardenal de los viejos campos y de cada borde de camino-
brillantemente azul y a veces verdadero- en el mismo cielo nocturno,
deambulando su camino a casa.
Aileen Cassinetto (Filipinas)
Publicado en Poets.org
Traducido del inglés por Myriam Rozenberg
miércoles, diciembre 20, 2023
Cosas vistas por ahí
sábado, diciembre 16, 2023
Un poema de Marco Antonio Madrid
Hasta el duro cielo de estas rocas
Ha llegado el mar.
En él, recuerda el agua
Su antigua germinación de sombra,
El paso del ánade y la huella
Acaso feliz de algún hombre,
Se confunden con las hojas que caen
De la lluvia.
Cenizas, nostalgia… hojas manchadas
De luz que el viento aún esparce
En algún lugar de la memoria.
Hasta el duro cielo de estas rocas
Ha llegado el mar.
Bajo su oleaje, la palabra
En los labios, descansa.
jueves, diciembre 07, 2023
sábado, diciembre 02, 2023
[La multitud duerme abrazada...]
en una grandiosa tienda que navega.
¿Qué hacemos? ¿Cuánto esperamos?
El aroma a aceituna nos abrió el apetito.
¿Acaso hay algo más que olas en las entrañas de la tierra?
¿Hay otra cosa que el polvo
que se desprende
del roce indecente de nuestra piel,
adheridos,
como estamos,
uno con el otro,
espalda contra espalda?
¿Cómo se mide la espera de un animal con alas?
¿En el trasluz de su canto prodigioso?
¿Cómo será su insignia?
¿Racimos triturados sobre la borda?
¿O la presencia de larvas de mosca blanca?
Hay una juventud que añora lo que nunca tuvo:
árbol, suelo, calma.
sábado, noviembre 25, 2023
Un poema de Francisco Ivan
[un barco escucha ecos
de cruzadas saladas en la mente del poeta]
Sentado, mirando,
Sin hacer nada.
Y un barco está allí,
Arrojado en la arena después de tanta sal,
Salpicado por las estrellas.
Siempre al rio.
¡Las velas! Un seco trapo amarillento
En él solo habitando ecos.
Francisco Ivan (Brasil)
Publicado en “A poesía de Francisco Ivan” de Ciro Soares dos Santos. Editora IFRN (2021).
sábado, noviembre 18, 2023
Una cantiga tradicional portuguesa
La ropa del marinero
La ropa del marinero
y la ropa del marinero
no es lavada en el río.
No es lavada en el río.
Y es lavada en el mar alto
y es lavada en el mar alto
y a la sombra de su navío.
A la sombra de su navío.
Y a la sombra de su navío
Y a la sombra de su navío
No es lavada en el río
es la ropa de mi amor
Cantiga tradicional (Portugal)
(Encontré muchas versiones en la red y opté por ésta. En Youtube y Spotify pueden escucharse muchas canciones con esta letra y agregados, en diferentes ritmos folklóricos portugueses.
viernes, noviembre 17, 2023
sábado, noviembre 11, 2023
{La escudilla revela...]
[ La escudilla revela...]
La escudilla revela
la potencia
de la infancia
agrios, punzantes, dolorosos
Señora Cho,
aún siento el aroma del kimchi
en las habitaciones de mi casa
jueves, noviembre 09, 2023
sábado, noviembre 04, 2023
Un poema de Pedro Nicolás Carrizo
¡Las Elisas llegan tarde!
¡Corrijan el tiempo!
¡Un arpón al agua que detenga el reloj de las olas!
Yo tengo las arenas lejos
Y la copa con cinta transparente.
Un pedacito de planisferio
Me cuelga en una pestaña
Por los sismos que la frenan.
¡Conviertan el mundo con otros relojes
que las Elisas llegan tarde!
Y el sol lleva duda de cueva.
Una pastilla con engranajes concientes
Que no derrumbe la puerta de esperarla
Ni el ojo de dios en una ventana rota.
¡Ahí amor de ecos que suben escaleras!
Un mordisco de ojos
He retratado en los recuerdos
pero los surcos son filos de mar
de una bailarina que no me danza
¡Corrijan el tiempo!
¡Los bosques crecen!
¡Las orejas se extienden con espejos de elefantes!
¡Las Elisas llegan tarde!
Voy... corriendo... poesías...
aunque sea tarde
morir ayer.
martes, octubre 31, 2023
La piedra murmuraba
La piedra murmuraba
Escogí una a metros del castillo de Guimarães
pero me pareció que era pequeña, insuficiente.
Cuando tuve oportunidad
busqué otra
que evidenciara
en forma más expresa
el cariño que le tengo.
Fue en la arena de Belém
frente a la Torre
que atrapé un objeto
con forma de pedrusco.
Estaba húmedo aún
y lo envolví en un pañuelo de papel tissue
para que se secara.
Horas después, en el hotel,
comencé a sentir un aroma extraño, desafiante.
Recorrí la habitación por completo:
el baño, los armarios,
los cajones de la mesa de luz.
La fetidez salía del bolsillo interno de mi bolso.
Había olvidado sacar la piedra
a la que encontré adherida
al papel tissue como un hermano.
La olfateé.
La piedra murmuraba
su historia de abrazos con cardúmenes
la morada de un mundo
que genera mil preguntas
que desencadena,
como el amor,
mareas, torbellinos y silencios.
¿Quién soy yo
para despojar
el grito de la sardina
que se había negado a ser pescada
y eliminarlo con agua de la canilla?
¿No sería acaso un doble martirio?
Dejé la piedra en Lisboa.
De mi viaje,
cuando lo vea,
le llevaré estas reflexiones
que son mucho más valiosas.
sábado, octubre 28, 2023
sábado, octubre 21, 2023
Un texto de Robert L. Stevenson
martes, octubre 17, 2023
sábado, octubre 14, 2023
Un extracto de un libro de Ariel Magnus
domingo, octubre 08, 2023
Cauces y causas en el valle del Douro
Mi cuerpo, como siempre, es una caja de sorpresas. Al día siguiente de un viaje de 24 horas cruzando el océano, comienzo con retorcijones y diarrea. Primero le echo la culpa al sándwich de jamón con trozos de panceta que comí en el restaurant de al lado (ah, ¡el jamón ibérico!). Luego señalo a la Coca Cola, esa maldita adicción que evité durante tantos meses, pero con la que me premié en esta primera tarde en la ciudad de Porto. Después me digo que, en realidad, es el cansancio del viaje, el jet lag, las frecuencias extrañas de comidas y bebidas, esas largas horas en las que se está prisionero en un medio de transporte. Sin embargo, las gotas de sangre en el papel muestran lo evidente: la diferencia horaria en la que tomé las pastillas confundió mi sistema endócrino. Lo hice a las 22 horas, pero en realidad eran las 16 horas de Argentina; mi organismo no entiende de husos horarios.
Enfrentémoslo.
Estoy menstruando a pesar de los anticonceptivos. Cuando le cuento esto a mi
ginecóloga, un mes después, me dice con entusiasmo: “eso demuestra que aún tus
hormonas funcionan, que aún no estás en menopausia”. ¡Vaya alegría!
Esa mañana la paso tan mal que, como en mis viejas épocas, no puedo escapar del baño. Llegué a mandar un mensaje a la empresa de turismo que vendría a buscarme para suspender mi recorrida. Afortunadamente el empleado a cargo del WhatsApp se levantó más tarde, perdió el autocarro o el eléctrico, porque no llegó a leerlo. Estuve a punto de frustrar un apasionante paseo por el valle del Douro y su olor a viñedos y su esperanza de calma. Una naturaleza, la mía, quería imponerse sobre otra, aún tan extranjera.
En el bolso me acompañan mis amigos de siempre: la loperamida y la hioscina. Me ordenan el intestino, me dejan continuar en la aventura que esta mañana me propongo.
Hace frío, hay un viento molesto que no duerme, que se revuelca sobre nosotros cuando miramos, desde arriba, las escaleras repletas de viñedos. Pareciera, incluso, que va a llover y me angustia otra vez pensar en los factores que no puedo controlar.
En lo alto
del valle me atrevo a comer un bacalhau à brás, lo acompaño con vinho verde.
Estoy rodeada de gente agradable, un par de amigas españolas, una madre e hija
venezolanas que creí que eran hermanas, bellas y cultas, y un matrimonio de
jubilados uruguayos a los que distinguí rápidamente por la tonada. La
conversación fluye entre Europa y América Latina, se detiene en historias de
emigrantes y también de turistas.
Llueve a
raudales cuando entramos a la bodega y me prestan un paraguas enorme que
cubriría a varias personas. Mis compañeros uruguayos ya venían preparados, se
ponen impermeables. Me cuentan que la semana anterior estuvieron en Galicia
donde llovió mucho. Hay olor a recuerdos, a brazos que se esfuerzan, a pies que
saltan sobre la uva en esta ráfaga de aire de tierra mojada.
(Tomada el 08.06.23 en Pinhão - Portugal)
En Pinhão el río es largo y ancho. En ambas orillas compiten los nombres de adegas: la mayoría elaboran vino Porto de diferentes calidades. Probé el blanco, el ruby, el tawny. Todos ellos se entibiaron dentro mío sin darme sobresaltos. (¡Cuánto lo agradezco!) Pienso otra vez en las manos de los obreros que recogieron las uvas, en aquellos pies que las pisaron en silencio, en aquellos otros que luego las trituraron cantando. Ojalá que mi cuerpo adopte ese proceso, asimile esa tranquila cadencia. Que tampoco el río se salga de su cauce.
jueves, octubre 05, 2023
Úna canción de The Beatles ( para días como éstos)
I haven't slept a wink
I'm so tired
My mind is on the blink
I wonder, should I get up and fix myself a drink?
No, no, no
I don't know what to do
I'm so tired
My mind is set on you
I wonder should I call you
But I know what you would do
But it's no joke
It's doing me harm
You know I can't sleep
I can't stop my brain
You know it's three weeks
I'm going insane
You know I'd give you everything I've got for a little peace of mind
I'm feeling so upset
Although I'm so tired
I'll have another cigarette
And curse Sir Walter Raleigh
He was such a stupid git
But it's no joke
It's doing me harm
You know I can't sleep
I can't stop my brain
You know it's three weeks
I'm going insane
You know I'd give you everything I've got for a little peace of mind
I'd give you everything I've got for a little peace of mind
I'd give you everything I've got for a little peace of mind
sábado, septiembre 30, 2023
Un poema de Fernando Pessoa
Mar portugués
¡Oh, mar salado, cuánto de tu sal
Son lágrimas de Portugal!
Por cruzarte, ¡cuántas madres lloraron,
Cuántos hijos rezaron en vano!
¡Cuántas novias quedaron sin casarse
Para que fueses nuestro, oh, mar!
¿Valió la pena? Todo vale la pena
Si el alma no es pequeña.
Quien quiere pasar más allá del Bojador
Tiene que pasar más allá del dolor.
Dios le dio peligro y abismo al mar.
Pero es en él donde espejó el cielo.
Fernando Pessoa (Portugal)
Publicado originalmente en su libro Mensaje (1934).
Traducción del portugués por Myriam Rozenberg
sábado, septiembre 23, 2023
Un texto de Patrick Girard
La San Antonio y la Victoria se alejaron. Entonces, el capitán general tomó una decisión sorprendente. En vez de enviar a la Trinidad y la Concepción a buscar el paso, mandó poner en el agua dos chalupas e hizo embargar en ellas a una decena de hombres con un tonel de agua y uno de galletas. Estas embarcaciones remontarían el canal a remo y vela, y volverían para presentar su informe. Las tripulaciones manifestaron su satisfacción con aclamaciones. El artillero de la Concepción, Roldán de Argote, un flamenco de rostro rubicundo, se ofreció como voluntario para dirigir la flotilla y eligió cuidadosamente a sus compañeros. Las dos chalupas se hundieron en la bruma y desaparecieron de la vista de las tripulaciones aglutinada en las cubiertas de las dos naves.
Dos días más tarde, hacia el mediodía, el vigía lanzó un grito. Había visto las chalupas, que regresaban a buena marcha. Sus pasajeros hacían grandes señales alegres y gritaban a voz en cuello. Después de subir a bordo de la Trinidad, Roldán de Argote se arrodilló, se hizo la señal de la cruz y presentó su informe. Después de un solo día de navegación por una estrecha entrada, había llegado frente a un promontorio parecido en todo al de las Once Mil Vírgenes. Atracó y trepó hasta la cima: entonces descubrió una inmensa extensión de agua. Era el mar del Sur.
El capitán general lo interrumpió:
- ¿Estás seguro de lo que dices?
-¡Que arda yo en el infierno si miento! Ese mar se extiende hasta el infinito. NO puede ser otro que el que descubrió Balboa junto con la isla de San Miguel. ¡Benditos sean Dios, la Santísima Virgen y Su Glorioso Hijo! Tenía usted razón: el paso existe y, dentro de pronto, llegaremos a las islas Molucas.
Fernando de Magallanes se apartó del resto para ocultar su emoción. Su intuición no lo había engañado. Había presentido la proximidad de ese paso y no había cedido al demonio interior que le sugería renunciar. No cabía en sí de alegría. Al igual que Bartolomé Díaz, de gloriosa memoria, había ido más allá de los límites del mundo conocido al descubrir una ruta hasta entonces inviolada, que unía el mar Océano con el mar del Sur. Podría volver a Sevilla con la frente alta y hacer enmudecer a todos los que lo habían llamado loco o insensato. Lo más importante estaba hecho: lo demás era una simple formalidad. Debería remontar hasta el ecuador y luego dirigirse hacia el oeste para llegar a las Molucas. Era cuestión de pocas semanas y seguramente los vientos le serían favorables, o al menos así lo deseaba.