Oye, besémonos intensamente,
Una nostalgia llama al mundo
en el que debemos morir
Else Lasker-Shuler
un perro negro toca mi puerta
un perro negro abre su hocico
y escupe su angustia sobre mi rostro
todas mis erupciones
todo el lado derecho llagado
se humedecen ante su tierna baba
lo que hay dentro es pura materia del olvido
inútil recuerdo que se envenena sobre sí mismo
mientras la frágil costra cae y se regenera
lentamente
bajo mis dedos
no hay de dónde más pelar la carne
la sucia piel del nacimiento
que se agazapa
ante la negra picadura del animal
qué extraño es todo esto
me avergüenza haber crecido entre los muertos
oh cadáveres
cómo pesa la cabeza y la tierna cabellera
de un hijo no nacido
mientras el perro rasga
implacable
la puerta al otro extremo
y tú
hunde tus patas en la sangre que nace del deseo
muestra tus erupciones
las macabras heridas de tu lomo
deja caer la leche blanquísima
en la celda del condenado
remoja la miga de pan en el té silencioso
y ofrece tu cuerpo toda la sucesión de los ocasos
a esta amarga enfermedad
oh si pudieras abandonar todo ahora
tapar los orificios de tu nariz con un puñal
hundiéndolo como una flor que cae sobre sí misma
pero ahora todo te deslumbra o te hiere
eres una cerda
y caminas con el hocico abierto
hundiendo tus patas en el fango
toda la noche ha caído sobre mi rostro
animales que llevé entre mis brazos
algún día les daré de beber
de un cuerpo limpio y sano
Victoria Guerrero Peirano (Perú)
Publicado en http://www.andes.missouri.edu/andes/Literatura/VG_TresPoetas.html
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