....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)

sábado, febrero 24, 2024

Un tango de Raúl Garello

Aquel viejo marinero


Las calles de la Boca lo veían
con su pipa, su sombrero y su distancia
y todo el aluvión de fantasías
que con su ronca carcajada regalaba
con ese vozarrón de marejada
habitaba el almacén y las mañanas
y en el bolsillo grande de su traje
bailaba siempre una botella de coraje.

rostro mágico y curtido
navegante de los mares y la soledad
su perfil de aventurero
recaló en los remos
de aquel bote fuerte y viejo como él
el rumor del Riachuelo
quiso hacerlo su botero
navegándole la voz
pero el viejo marinero
en silencio una mañana
dejó el río y se fue al mar.

A veces repetía y maldecía
con su copa, su tabaco y su misterio
y erguía con su vientre de gigante
mil secretas profecías de otras tierras
con ese pantalón viejo y raído
caminaba por las calles su riqueza
y en sus ojillos pícaros de viajes
brillaba siempre la muchacha del tatuaje.


Raúl Garello ( Argentina)
Publicado en Todo tango

sábado, febrero 17, 2024

Un fragmento de un libro de José Eduardo Agualusa

Cuando Diogo Cão y sus marineros desembarcaron en la desembocadura del Zaire y preguntaron a los hbitantes cómo se llamaba la región, se les dijo que era Soio. Pero Diogo Cão advirtió que los naturales le habían respondido en buen portugués que era “Sueño, señor” y quedó maravillado, no tanto por encontrar, en aquel fin del mundo, gente cultivada en el idioma lusitano sino, sobretodo, por la excelencia y propiedad del nombre.

El cielo se movía y gritaba con pájaros largos, los pantanos pulsaban extrañas formas de vida y el río se explayaba, oscuro y pesado, por dentro del mar y era tan largo allí que la otra margen se confundía con el horizonte. 

En 1953 el paisaje era todavía casi idéntico, pero la ciudad ya no se llamaba Sonho, y sí Santo António do Zaire. En aquel año, el mismo año en que Lídia se mudó para Berlín, nació allí un niño que recibió el nombre de Tiago, más concretamente, Tiago de Santiago da Resurreição André. Fue el primer niño, después de siete hermanas. El padre era ayudante de enfermería, natural de la región, y la madre era una señora de M'Banza Congo, que se dedicaba al comercio de telas y sevanagloriaba de pertenecer al linaje real Bacongo. 

Santiago tenía una memoria prodigiosa. Contaba episodios de su infancia, detallando los más mínimos detalles, de tal manera que yo estaba convencido de que los estaba inventando mientras hablaba. Tiempo después estuve seguro de que no. Yo estaba acostumbrada a hacer un juego: le leía una página de un libro, sin pausas o repeticiones, y una semana después venía a visitarme y me repetía letra por letra aquello que yo le había leído. Raramente fallaba. 

La madre de Tiago quería que él fuera sacerdote. Pensaba, tan pronto como el niño tuviera edad suficiente, enviarlo al Seminario. Pero las cosas no ocurrieron así. Un día, en febrero de 1961, el padre de Tiago llegó a casa muy nervioso. “Parece”, susurró, “que sucedió algo muy malo en Luanda, confusiones entre negros contra blancos, blancos contra nosotros. Una gran desgracia”. Al día siguiente se supo que las cárceles de la capital habían sido atacadas por grupos de hombres armados con cuchillos y machetes y que los portugueses, locos de odio y priincipalmente de miedo, habían caído sobre los musseques* y estaban matando gente.



José Eduardo Agualusa (Angola) 
Extracto del libro "Estação das chuvas"
Dom Quixote Publicações (1996)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg

-----

* musseque: es un barrio muy humilde, con casas precarias, lo que sería una villa de emergencia en Argentina o una favela en Brasil. El término es usado en Angola.

sábado, febrero 10, 2024

Un poema de Kurt Brown

Pescador 


Un hombre pasa su vida entera pescando en sí mismo
buscando algo grandioso. Es como un barco perdido, lo suficientemente grande
como para batir todos los récords. Pero él sólo ha oído rumores, mitos, 
vagas promesas de asombro. Sólo ha sentido la sombra 
de algo enorme oscureciendo en su vida. ¿O no? 
Tal vez sea la sombra de otros peces, más grandes que la suya, 
la sombra de las almas de otros hombres pasando sobre él. 
Cada día toma su equipo y emprende su camino 
hacia el océano. Al menos de está seguro de eso: ¿o no? ¿Es el océano 
o el pequeño charco de sus lágrimas? ¿Es este su bote 
o los tableros deshilachados de su ego, arrasados por la tormenta? 
Se aleja, sintiendo la tierra caer bajo sus botas. 
Pronto estará a la deriva bajo las nubes, el viento susurrando halagos 
en sus oídos. Podría ser hoy: el agua se mueve 
y se asienta como un pecho*. . . No está muy lejos. 
Es todo tan placentero, tan reconfortante--la luz del sol,
las olas. Volverá pronto pensando: "Quizás esta noche". 
La noche con sus ocultaciones, su sombra enmascarando todas las demás sombras. 
La noche con su intimidad, sus estrellas seductoras y lejanas.




Kurt Brown (Estados Unidos)
Publicado en Poets.org
Traducido del inglés por Myriam Rozenberg



* En el original aquí figura la palabra “chest”. Chest fue ser tanto pecho, como cofre, como la mochila donde los pescadores colocan los accesorios para la pesca. Elegí la palabra pecho, que suele inflarse y “asentarse” luego de largar el aire.

sábado, febrero 03, 2024

Un poema de Pedro da Silveira

Vila das velas – São Jorge

 

En esta isla, sobre la punta extrema

Donde el sol despierta

Habitó Willen van der Haaghe

 

(Tiempos antiguos, flamencos

De la Aventura.

En paz descansen. Dejemos eso:

Genealogías sepultadas)

 

Me gusta un paisaje así:

Áspero,

Duro,

Varonil

-bello!

 

En los ojos de las mujeres todavía existe

La nostalgia de las campinas rasas*

De más allá del Passo de Calais.

 

Pedro da Silveira (Portugal). Del libro Diário de Bordo.

Publicado en https://picodavigia2.blogs.sapo.pt/tag/psilveira

Traducido del portugués por Myriam Rozenberg

 

 

*campinas rasas: ya expliqué la dificultad en la traducción de este término en mi posteo de José Afonso en https://elescaramujo.blogspot.com/2023/09/una-cancion-de-jose-afonso.html