....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)
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sábado, julio 13, 2024

Un fragmento de un libro de Patrick O ' Brian

 



"No obstante, solo hay una cosa  que no me gusta", dijo Stephen mientras la orden pasaba rigurosamente por toda la mesa. "La absurda e insistente repetición de la palabra médico". " Por la presente lo nombro cirujano...Se haga cargo del puesto de cirujano...Junto con una asignación para su paga y e avituallamiento para su uso particular, como corresponde al cirujano de la citada corbeta". Es una definición falsa; y una definición falsa es anatema para quien aplica un razonamiento filosófico.

"Por supuesto que es anatema para quien aplica un razonamiento filosófico", dijo James Dillon. " Pero no ese tipo de mentalidad que existe en la Marina, sino otro que gusta de las definiciones falsa. Tomemos la palabra corbeta, por ejemplo"
" Sí", dijo Stephen cerrando los ojos a causa del intenso aroma del oporto e intentando recordar las definiciones que había escuchado.

"Bien, una corbeta, como usted sabe, es en realidad una embarcación de un palo con aparejo de velas de cuchillo. Pero en la Armada, una corbeta puede estar aparejada como un navío, es decir, puede tener tres palos"

" O tomemos la Sophie" dijo el segundo oficial ansioso por hacer su modesta contribución. "Exactamente es un bergantín, ¿sabe doctor?, pues tiene dos palos". Y levantó dos dedos, por si Stephen, al no ser hombre de mar, no pudiera aprehender un número tan grande. " Pero en el mismo momento en que el capitán Aubrey subió a ella se convirtió en una corbeta, porque un bergantín está al mando de un teniente".

"O tomemos mi caso", dijo Jack. "Me llaman capitán, pero en realidad soy capitán de corbeta".

"O el lugar donde duermen los hombres, justo a proa", dijo el contador señalándolo. "Hablando con propiedad, oficialmente, es la cubierta de la batería, aunque nunca ha habido cañones allí. Y unos la llamamos cubierta de palos - aunque nunca ha habido palos en ella tampoco-  y otros la llaman cubierta de batería y a la auténtica cubierta de batería la llaman cubierta superior. O tomemos este bergantín, que no es un verdadero bergantín, ni siquiera con esa vela cuadra mayor, sino una especie de paquebote, o una hermafrodita".

"No, no, querido amigo", dijo James Dillon," no deje nunca que una simple palabra aflija su corazón. Nominalmente son sirvientes del capitán quienes, en realidad, son guardiamarinas; tenemos inscritos en nuestros libros como marineros de primera a chicos jovencísimos que están a millas de distancia, todavía en la escuela; afirmamos que no hemos cambiado ningún brandal , cuando los estamos cambiando continuamente; y juramos muchas otras cosas que nadie cree. No, no, usted puede llamarse a sí mismo como quiera, mientras cumpla con su deber.  La Armada se expresa por medio de símbolos , y a las palabras puede usted darles el significado que prefiera".


Extracto de "Capitán de mar y de guerra" de Patrick O' Brian (Reino Unido)
Editorial Alfaguara (2006)


sábado, junio 08, 2024

Un texto de Richard Hough

[...] Parecía que en cualquier momento podría estallar un gran motín. Las ollas de bortsch de carne estaban humeantes y listas en la cambusa o cocina del barco, pero ninguno de los seiscientos hombres presentes lo estaba comiendo. Giliarovsky, todavía inadvertido para todos excepto unos pocos hombres, caminó rápidamente hacia las trampillas abiertas y preguntó qué estaba pasando y por qué los hombres no comían.

“No quieren tocar el bortsch, señor”, le dijo Ivan Daniluc, uno de los cocineros. "Dijeron que deberíamos tirarlo por la borda... y el resto de la carne también". Señaló la mesa más cercana. "Verá, señor, sólo comen pan y agua, aunque a nosotros nos han pedido té y mantequilla". 

Giliarovsky se volvió enojado hacia los hombres más cercanos a las escotillas, que ahora se habían calmado bajo la amenaza de su proximidad, e intentó hacer oír su voz por sobre los gritos del resto de la tripulación. "Silencio, ¿me oyen?" gritó. "¿Qué creen que están haciendo? Esta es una manifestación lamentable. ¿Por qué no comen su bortsch?"

Medio perdido en la confusión de gritos y burlas, Giliarovsky apenas pudo distinguir una o dos frases entrecortadas: “¡Porque la carne apesta!” "Cómelo tú mismo- nos limitaremos a pan y agua". 

Al ver que las condiciones ya estaban fuera de control y ansioso por evitar una humillación mayor, Giliarovsky partió para consultar a su capitán. Pero en el camino se detuvo en la sala de oficiales, detrás de la silla del Cirujano Smirnov, y le dijo en voz baja, para evitar alarmar a los demás, “Señor Smirnov, la tripulación se niega a comer su sopa. Dicen que está en mal estado. ¿Sabe algo sobre esto?"

 “Por supuesto”, respondió el cirujano irritado, “Ya la examiné y dije que la carne que trajeron ayer es excelente. Los gusanos no son más que huevos que han puesto las moscas. Se remueven fácilmente con vinagre y agua”. 

"Gracias, Señor Smirnov". 

El ritmo de los acontecimientos en el Potemkin estaba aumentando rápidamente a medida que más y más oficiales y soldados se daban cuenta de que se avecinaba una crisis, y actuaban en consecuencia. Giliarovsky interrumpió el almuerzo que el Capitán Golikov estaba tomando en su camarote y le informó de la situación. “Habrá que hacer algo, Señor, ahora mismo”, le dijo con urgencia.


Richard Hough (Reino Unido)
Extracto de "The Potemkin Mutiny" 
Editado por Severn House Publishers (1960). 
Traducción del inglés por Myriam Rozenberg

sábado, octubre 21, 2023

Un texto de Robert L. Stevenson

Hands era el amigo más cercano de John Silver «el Largo», del cual ya es hora que hable: nuestro cocinero, «Barbecue» como le llamaban los otros tripulantes. Desde que subió a bordo, y para moverse con mayor soltura, había sujetado su muleta al brazo con una correa que ataba a su cuello, lo que le permitía usar ambas manos. Era admirable verlo cómo atendía a sus guisos apoyando el pie de la muleta contra un 1 mamparo, lo que le daba el mejor sostén ante el bandear de la goleta. Y mas aún contemplar su paso por la cubierta en medio de los más recios temporales. Para ayudarse había amarrado unas guindalezas que lo defendían en los tramos más abiertos -«empuñaduras de John», las apodaron los marineros -y asiéndose a ellas volaba de un sitio a otro lo mismo usando su muleta que arrastrándola, con la misma prestancia que otro de piernas vigorosas. Sólo quienes habían navegado ya antes con él se lamentaban de sus perdidas facultades.

-No ha habido dos como Barbecue -me contó un día el timonel-. Y no creas que no tuvo buena educación en su mocedad, y cuando quiere saber hablar como los libros, y en cuanto a valor... ¡un león es nada a su lado! Con estos ojos lo he visto trincar a cuatro y romperles a los cuatro la cabeza de un solo golpe... ¡y estando él desarmado!

Desde luego toda la tripulación lo respetaba y obedecía. Tenía una maña especial para hacerse con cada uno y a todos sabía prestarles la ayuda precisa. Conmigo no tuvo sino la mejor disposición, y me trató siempre con alegría al verme aparecer por la cocina, y he de decir que cuidaba de ésta como el más escrupuloso de los criados limpiaría la plata: todas las cacerolas lucían brillantes y ordenadas. Y allí, en un rincón, colgaba una jaula donde vivía su loro.

-Pasa, Hawkins -me decía-; siéntate a echar un párrafo con el viejo John. Eres la persona que veo con más gusto, hijo. Siéntate y vamos a oír lo que tenga que decirnos el Capitán Flint. Le puse ese nombre a mi loro por el famoso pirata. Bien, Capitán Flint, predice el éxito de nuestro viaje. ¿No es así, Capitán? 

Y el loro empezaba a decir a toda velocidad:
-¡Doblones! ¡Doblones! ¡Doblones! -y seguía sin parar hasta que parecía enronquecer y John le echaba por encima de la jaula un paño bajo el que enmudecía.

-Ahí donde lo ves, Hawkins -me decía-, este pájaro tiene lo menos doscientos años... y hay quien dice que algunos viven eternamente. Este ha visto ya pasar más condenaciones que el mismísimo Satanás. Ha navegado con England, con el gran capitán England, el pirata. Ha estado en Madagascar y en Malabar, en Suriman, en Providence, en Portobello. En Portobello, cuando el rescate de los famosos galeones de la Plata. Allí aprendió a gritar «¡Doblones!», y no es para menos: ¡más de trescientos cincuenta mil que sacaron a flote, eh, Hawkins! Estuvo cuando el abordaje al Virrey de las Indias, a la altura de Goa; allí estuvo, y lo miras y parece inocente como un niño. Pero tú no has olvidado el olor de la pólvora, ¿verdad, Capitán?

-¡Todos a sus puestos! -chillaba el loro.

-¡Ah, qué alhaja! -decía el cocinero, y le ofrecía entonces unos terrones de azúcar que llevaba en el bolsillo; y el loro se agarraba con su pico a los barrotes de la jaula y empezaba a lanzar maldiciones sin tino.


Robert L. Stevenson (Reino Unido)
Texto extraído del libro "La isla del tesoro" (2006). Editorial del Cardo.

jueves, octubre 05, 2023

Úna canción de The Beatles ( para días como éstos)

I´m so tired

I'm so tiredI haven't slept a winkI'm so tiredMy mind is on the blinkI wonder, should I get up and fix myself a drink?No, no, no
I'm so tiredI don't know what to doI'm so tiredMy mind is set on youI wonder should I call youBut I know what you would do
You'd say I'm putting you onBut it's no jokeIt's doing me harmYou know I can't sleepI can't stop my brainYou know it's three weeksI'm going insaneYou know I'd give you everything I've got for a little peace of mind
I'm so tiredI'm feeling so upsetAlthough I'm so tiredI'll have another cigaretteAnd curse Sir Walter RaleighHe was such a stupid git
You'd say I'm putting you onBut it's no jokeIt's doing me harmYou know I can't sleepI can't stop my brainYou know it's three weeksI'm going insaneYou know I'd give you everything I've got for a little peace of mindI'd give you everything I've got for a little peace of mindI'd give you everything I've got for a little peace of mind


Letra y música: John Lennon - Paul Mc Cartney (Reino Unido)
Publicado en el Album Blanco (1968)


martes, agosto 30, 2011

un poema de Pam Ayres

Sí, me casaré contigo, mi querido

Sí, me casaré contigo, mi querido, y esta es la razón por qué;
Así puedo empujarte de la cama cuando el bebé empieza a llorar,
Y si escuchamos un golpeteo, y es escalofriante y es tarde
Te doy la antorcha para que veas e investigues.

Sí, me casaré contigo, mi querido, no podrás detenerlo,
Pero cuando la secadora marche, serás tú quien deba repararla,
Tú tendrás que enfrentar al vecino, debería nuestro labrador atacarlo,
Y si un borracho me sobe, debes ser tú quien tiene que aporrearle.

Sí, me casaré contigo, eres viril y eres delgado.
Mi casa es como una pocilga, tú vas a ayudar a mantenerla limpia,
Y esa pequeña cena sexy que sirves, a la luz de una vela
Como yo hago chipolatas, puedes cocinar cada noche!

Eres tú el que tiene que usar el taladro y poner el riel de las cortinas
Y cuando tenga la tensión premenstrual eres tú el que tiene las críticas
Veo grandes ventajas pero ninguna de ellas para ti
Y por eso, antes que veas la luz, sí, quiero, sí, quiero, sí, quiero.

Pam Ayres (Reino Unido)
Publicado en http://www.poetryarchive.org/poetryarchive/singlePoem.do?poemId=11737
Traducido del inglés por Myriam Rozenberg