....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)

viernes, julio 29, 2005

retrato


Ahí va la M.
Qué chica buena .
No, mejor: generosa.
No, mucho más : sensible.
Qué interesantes las cosas que dice ante tanta gente. Podríamos invitarla a hablar. A que cuente sus experiencias o sus actividades.

Pobre de ella, pienso yo. Adjetivada así, falta que le digan simpática y está completa. Nadie ve que es una mujer, tan oculta está, como las ramas de los árboles. A veces deambula sin rumbo gracias al viento de la noche. Yo la veo venir, sus pelos que bailan como un augurio de azúcar. No improvisa inocencia. Es así, conoce la teoría que distingue el corazón de la sangre. Pero poca práctica. Se ofrece como llanto en el crepúsculo. Vacila , teme sufrir por el amor hechizada. Su muerte avanza a un costado. No quiere anticiparse. Le mira las manos, son suaves pero están llenas de sal. Ella va a esperarla toda la vida para que aprenda que hay sustancias que no deben tocarse. Y va a enseñarle a volar, con los hombres, antes que la fuerza de su boca se la lleve.

miércoles, julio 27, 2005

Aaron



( sobre un cuadro de J-M Basquiat)

Muévete de una vez Aarón.
Estoy cansada de observarte contemplar
con tus ojos amarillos
esperando que la vida mute desde este loco infierno.
Qué me importan los autos de cuatro puertas
las mujeres que caminan ligero cruzando la avenida.
Deja de pegar tu cara al ventanal
que ya tienes la nariz cuadrada.
No ves la aureola que queda en el vidrio?
Como si espiar a los demás fuera
algo ineludible
circunstancia adecuada a un hombre ciudadano
Qué nunca miras el interior de esta sala?
Que no hay alfabeto para deletrear
cuando te miras al espejo?
Y no contestas porque el lenguaje
es un avance de los tiempos
y tú estás allí suspendido en el inicio del mundo
cuando los ojos eran la única forma vital
de la abundancia.

alfabeto de miel



(sobre la obra Alfabetos grises de Jasper Johns)

De un panal también puedo
hacer un alfabeto cuneiforme.
Cada celda es una frágil boca
con que la abeja habla.

lunes, julio 25, 2005

Genghi y el secreto



Tú no tienes necesidad de ser el príncipe Genghi para ser amado.
Marguerite Yourcenar
El último amor del príncipe Genghi




Dama del Pueblo de las Flores,
ahora que Genghi, el seductor de Asia,
a quien tanto amaste, está muerto,
no rompas en llanto.
Antes de partir el recordó en voz alta
a la Princesa Azul , su primera mujer,
a la Dama del Pabellón de las Campanillas,
a la joven madrastra con quien fueron infieles a su padre,
a la esquiva mirada de la Dama Cigarra del Jardín
a la resignada Dama de la Larga Noche
y a las que lo acompañaron en su soledad voluntaria:
Ukifine, la hija del granjero So- Hei
y la sumisa y entrañable Chujo,
las cuales eras tú,
su antigua concubina,
escondida bajo otros aromas y vestidos,
que en su vejez de hombre ciego y casi sordo
no supo reconocer.

No te lastimes porque en su larga lista de amantes
él no tuvo palabras para ti.
No es que te haya olvidado. No.

Es que eras su más distinguido secreto
y tu nombre tan dulce y venerable
que lo conservó por siempre
para que no anduviera de boca en boca.

lunes, julio 18, 2005

oscura / blancura / pechos / mancha / vientre / pura / profunda

Ya no soy pura.
Hace rato que dejé mi ingenuidad tirada junto a la ropa.
Quizás me quede de blancura esta mancha
que me marcaste en el vientre.

Siento una profunda pena de la niña que fui.
Ella ignoraba el calor que tienen los pechos
cuando se ama.

Sin embargo, en la incertidumbre de la noche oscura
también añoro la infancia que abandoné.
Porque en ese tiempo lejano
el amor no dolía.



para mi lector/a anónimo/a que me sugirió la página del ciclo La dichosa palabra a donde envié este poema improvisado.

miércoles, julio 13, 2005

la despedida



El pasado todo arrasemos.
Turba esclava : de pie, de pie.
El mundo cambiará de bases.
Hoy nada sois. Todo seréis.

La Internacional

Tengo la esperanza aún en rojos vientos
pero quiero decir que no creo como entonces
no ya en esas manos que se unían conmigo
trenzadas en banderas.
Ya no me conmueven sus frases agitadas
donde yo me abrigaba sedienta de utopías.
Y no tengo señores .
No los tuve al entrar
es decir
entré porque no los quería.

Por el cristal de los años veo rostros que se alejan.
Algunos optaron por cambiarse de vestuario
subidos a la escena esperan por aplausos de nosotros
y miden el espacio para pisar nuestras cabezas.
Otros gritaron en congresos protestaron
y buscaron un camino más difícil:
organizan comedores cortan rutas
salen en los diarios con casacas de colores
pero no se quiebran
acarician ideas hoy desmoronadas.

Me vienen tantos nombres
tantos compañeros
que parece mentira que pasaron los años
en octubre serán diecisiete para ser más concreta
es decir casi nada la mitad de mi vida.

En la calle son más los que revuelven basura
y aunque son menos los que paran
los salarios siguen por debajo de lo corresponde.
En las villas no hay agua ni gas
y los niños continúan exhibiendo sus vientres hinchados.

En el sentido inverso a la corriente me pregunto:
Alcanzó lo que hice?
En qué fallé/fallamos?
Y el silencio que viene
es una manzana amarga que debo masticar poquito a poco.

Esta noche que escribo
bajo la tregua que me declara la conciencia
miro en el espejo lo que se muestra de mí:
una mujer cansada que se carga los bolsos
y aunque ya no queda ante quién realizar
la ceremonia ritual de despedida
levanta con dolor su mano izquierda
y tras el rigor que encierra ese puño cerrado
se derrama en lágrimas cuando dice adiós.

lunes, julio 11, 2005

mientras tanto qué?

El vaticinio dice amaneciendo

Gonzalo Rojas.

Mientras tanto qué?
Ni un pájaro lloviendo en las estrellas
y en la cama el ruido furiosamente cierto
del paso del reloj.

Un entusiasmo que no se precipita
más bien es un indócil personaje de los días
que no halla su lugar.

Una especie de conciencia lacerada
se azota solitaria en la penumbra
se espanta por los giros perfectos de ciertos arlequines.

Opio es la palabra inevitable
que adormezca la multitud de ardores trenzados a ese cuerpo
aunque visto así ,de paso, nada parece incomodarle.

Quizás debamos darle la razón
a quien sostiene
que la poesía nunca es suficiente
para calmar una vida desdichada.

de lo que le pasó a Ravi Shankar en un avión

Ravi tiene razón.
Es mejor que no asista al concierto de Arles.

Solamente un imbécil
puede interpretar
la vida
con las cítaras rotas.