....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)
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domingo, marzo 09, 2008

La poesía según Vinicius de Moraes

Dícese que el poeta es un creador, o mejor, un estructurador de lenguas, y siendo así, de civilizaciones. Homero, Virgilio, Dante, Chaucer, Shakespeare, Camões, los poetas anónimos del Cantar del Mío Cid viven a base de esas afirmaciones. Puede ser. Pero para el burgués común la poesía no es cosa que se pueda cambiar usualmente por dinero, colgar en la pared como un cuadro, colocar en un jardín como una escultura, poner en un tocadiscos como una sinfonía, transportar a la tela como un cuento, una novela o un romance, ni exhibir como un guión cinematográfico, un ballet o una pieza de teatro. Modigliani- que si estuviese vivo sería multimillonario como Picasso -, podía, en la época en que moría de hambre, cambiar una tela por un plato de comida: muchos artistas plásticos lo hicieron antes o después que él. Pero encuentro difícil que un poeta pueda jamás conseguir su filet a cambio de un soneto o una balada. Por eso me parece que la mayor belleza de este arte modesto y heroico es su aparente inutilidad. Eso da al verdadero poeta fuerzas para no comprometerse jamás con los dueños de la vida. Su único patrón es su propia vida: la vida de los hombres en su larga lucha contra la naturaleza y contra sí mismos para realizarse en amor y tranquilidad.


Vinicus de Moraes (Brasil)
Sobre poesía (fragmento)
Publicado en Para viver um grande amor (Editorial Companhia das letras)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg

martes, febrero 26, 2008

El amor según Vinicius de Moraes

Por si no queda claro, estuve en Río de Janeiro. Ando leyendo a Vinicius. Y lo comparto.


Es un milagro encontrar, en este infinito laberinto de desengaños amorosos, el ser verdaderamente amado... Me olvido de aquella parejita en el parque para perderme por un momento en la observación triste, pero fría, de ese extraño baile de desencuentros, en que frecuentemente aquella que debía ser de aquél, acaba por bailar con otro porque lo esperado nunca llega; y éste, mientras, pasó por ella sin que ella lo supiese, sus manos sin querer se tocaron, ellos se miraron a los ojos por un instante y no se reconocieron.
Y es entonces que me olvido de todo y voy a mirar en los ojos de mi bienamada, como si nunca la hubiese visto antes. Es ella, Dios del cielo, es ella! Cómo la encontré, no sé. Cómo llegó hasta aquí, no vi. Pero es ella, yo sé que es ella porque hay un rastro de luz cuando ella pasa; y cuando ella me abre los brazos yo me crucifico en ellos bañado en lagrimas de ternura; y sé que mataría fríamente a quien quiera causarle daño; y quisiera que muriésemos juntos y fuésemos enterrados con las manos dadas, y nuestros ojos que no se descomponen quedasen para siempre abiertos mirando mucho más allá de las estrellas.

Vinicius de Moraes (Brasil)
De El amor por entre el verde (fragmento)
Publicado en el libro Para viver um grande amor (Editorial Companhia das letras)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg

domingo, febrero 24, 2008

un texto de Vinicius de Moraes


Rio. Cidade maravilhosa. Y un fragmento del texto "El día de mi padre" de Vinicius de Moraes.




Si Clodoaldo Pereira da Silva Moraes y yo intercambiamos diez palabras durante su vida, fue mucho. Buen día, como estás, hasta la vuelta- a veces ni eso. Hay personas con quienes las palabras son innecesarias. Nos entendíamos y amábamos calladamente, mi padre y yo. Tal vez por el hecho de que su figura me emocionara tanto, evité siempre pisar con él el terreno de las cosas emocionales, pues estoy seguro de que, si comenzásemos a hablar, caeríamos los dos en llanto, tan grandes eran en nosotros los motivos para llorar: todo lo que podía haber sido y no fui; todo lo que querríamos dar el uno al otro, y a los que nos eran más queridos, y no podíamos; el orgullo de un padre poeta inédito por su hijo publicado y premiado y el deseo en ese hijo de que fuese lo contrario...-tantas cosas que hacían que nuestros ojos no se demoraran demás cuando se encontraban y tornaban nuestras palabras difíciles. Porque la intención justamente, era de abrazarme con él , sentirle la barba con la mía, acariciarle los pocos cabellos y lamentarnos juntos sobre nuestra ineptitud para construir nuestro mundo palpable.



Vinicius de Moraes (Brasil)
Extraído del texto El día de mi padre
Publicado en el libro Para viver um grande amor (Editorial Companhia das letras)
Traducido del portugués por Myriam Rozenberg