Las cuatro preguntas
En una gran abundancia de armamento, soñé con mi tía abuela Lillian suavizó mi columna y borró mi aflicción. Me perdía y no quería una dirección. Su acolchado estaba liso sobre mi cama y parecía ser una elipsis en la que no podía descansar. Ella me habló en yiddish. Había una luz tenue en la habitación y mis ojos se sintieron hinchados. Supe que mi vida continuaría. Todas mis preocupaciones eran innecesarias. Llevé al acolchado afuera. Un aeroplano pestañeó a través del cielo y pensé en todos mis mandamientos. Cómo podía soñarlos? Como podría haber inventado esto? Cerré mis ojos y comencé a saber que los puntos eran una señal. Un trapezoide significaría problemas hacia adelante. Ninguna forma. Hay un legado de nada para entender, decía el acolchado en letras. Construirás un acueducto, y no serás destruido.
Seth Landman (Estados Unidos)
Publicado en Boston Review
Traducido del inglés por Myriam Rozenberg
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