Estofado 
¿Y cómo hablar del sencillo placer 
del tiempo que se dilata 
en la cóncava oscuridad 
del barro? 
¿Y cómo del crepitar 
de la cazuela
anundando fragancias y texturas 
al calor de su fiebre? 
Suave borbotear de transparencias,
matices,
sabores,
el espesarse lento de los jugos en la oquedad
donde arde la vida 
que será transfigurada. 
El blanco iridiscente en la cebolla,
el manto de cobre
que arrebuja a la zanahoria
en su danza. 
Y las negras esferas de pimienta, 
y la carne sellada al rojo vivo 
con adorno de laurel 
y de hinojo. 
El humo se eleva por los aires, 
se cuela por la nariz palpitante. 
La boca se humedece, 
anticipa el deleite 
que mi manos 
-cumplido su oficio-
dejaron al tardo transcurrir 
de este tiempo de fuego. 
En torno al viejo encino de la mesa, 
yo y mi madre y mis hijos y sus hijos 
en sosiego esperamos. 
Pero mi hambre es tan agónica 
y tan ávida la sed 
que mientras arda la vida, 
mientras aliente su fuego 
jamás podrán saciarse. 
Aline Petterson (México)
Publicado en http://www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=580&Itemid=82
No hay comentarios.:
Publicar un comentario