En una esquina 
un ciego y su guitarra. 
A unos metros 
un rebaño de hombres cruza la calle. 
La música es belleza invisible, incorpórea. 
Si fuera fotogénica 
más de uno la apuntaría con su cámara. 
Pero si algo sabe la guitarra 
es navegar en un mar enfurecido 
como un arca. 
El guitarrista extrae de ella 
un arcoíris 
y una paloma                                                                                                    
que aletea indecisa. 
Ni aun así los hombres se detienen. 
El guitarrista acaricia las cuerdas 
toca de memoria 
nunca pudo leer el pentagrama. 
Los ojos de las corcheas guían su mano.
1 comentario:
Tremendo final me gustó mucho (Eduardo pocztaruk)
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