....soy de la rosa y la mar... soy el escaramujo
(Silvio Rodríguez)

sábado, octubre 14, 2023

Un extracto de un libro de Ariel Magnus

Esta no es una cita literaria sino que pertenece al diario íntimo de mi abuelo paterno Heinz Magnus, oriundo de Hamburgo, Alemania, que llegó al dique cuarto, sección octava, del puerto de Buenos Aires, a las 7.30 de la mañana del sábado 14 de agosto 1937. Sé que llegó ese día porque en la prensa figura el arribo del Vigo y sé que se subió a ese barco porque tengo su diario íntimo, a pesar de que su nombre no está registrado en la base de datos del CEMLA (como sí está, por ejemplo, el de mi abuela Liselotte Jacoby, que llegó al país unos meses antes que Mirko Czentovic).

El diario de mi abuelo empieza antes, en diciembre de 1935, pero esta es la primera entrada literaria, al menos en que apela a la descripción y cuenta en presente cosas que pasaron hace horas, como se espera de una novela narrada en primera persona (la de Stefan Zweig, sin ir más lejos). Las luces del puerto como imagen taquigráfica de ese mundo ya lejano, al que por cierto nunca volvería (en el único viaje largo que haría prefirió visitar Estados Unidos, nadie en la familia entendió nunca por qué, y es mi deber averiguarlo), podrían figurar incluso en uno de los poemas que Heinz venía escribiendo desde los 15 años y que recopiló en un cuaderno, con índice y prólogo, que también llegó hasta mí. Algunos de estos poemas son impactantes, sobre todo por su clarividencia respecto al nazismo. En mayo de 1933, pocos meses después de que Hitler subiera al poder, mi abuelo rimaba «A los alemanes» versos en alemán que decían más o menos así:

Verdadera tragedia solo hay
Donde se la ve desde el inicio.
Para quien la vive en carne propia
No es tragedia, sino destino.

Con 19 años, Heinz Magnus entendió enseguida que «el aturdimiento se posa / sobre el cerebro de la masa» y que «lo predestinado no se puede remover». Pocos meses más tarde, en medio de las hostilidades que empezaba a sentir en su ciudad natal, escribió otro poema con el título «¡Judío!», en donde anuncia que pertenecer al «pueblo elegido» lo obliga a hacerse cargo de «cumplir con el mandato», ese al que parece aludir en su primera entrada sobre el Vigo. Pese a esto, y a que en la familia siempre se habló de que el abuelo quería ser rabino, sus diarios revelan que en realidad quería ser escritor.


Ariel Magnus ( Argentina)
Extracto del libro " El que mueve las piezas". Tusquets Editores (2017)

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