Cuando se presentó el nuevo encargado de seguridad
e higiene, anunció la realización por enésima vez de un simulacro de incendio.
Los comentarios que se hicieron fueron “Otra vez lo
mismo”, “Estas cosas no sirven para nada”, “Solo nos hacen perder más tiempo”.
Entonces alguien preguntó si, en el simulacro, el
personal de limpieza también tenía que participar.
“Obviamente”, contestó el encargado, “Se trata de reproducir
situaciones reales”.
“Pues bien”, agregó ese alguien que había
preguntado.”La última vez, las chicas de limpieza que están escondidas en un
cuartito al fondo que ni siquiera tiene teléfono, salieron detrás de nosotros
porque nos vieron huir, y una de ellas caminó por encima del supuesto foco. Si hubiera
sido un siniestro real, la chica hoy sería cenizas. No olvido la sorpresa de uno de los hombres de
seguridad, cuando la vio emerger, atravesando el fuego imaginario , como si hubiera sido un mueble que no tenía obligación de
desplazarse”.
“Buen dato” dijo con suficiencia el encargado de
seguridad e higiene. El también ignoraba dónde estaba el cuartito donde
descansaban las chicas y guardaban, además, los enseres de limpieza, que por
otro lado, son perfectamente inflamables.
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