Las hermanas peluqueras se fueron a España, 2002, pleno corralito.
Cuántos cabellos cambiaron de color por esas manos, cuántas alisaron definitivamente sus rulos y cuántas de pronto se ondularon.
Ahora las peluqueras llamaron a sus hermanos, también peluqueros. Para irse a Europa. Allí se está mejor que acá. Cuesta todo, pero finalmente se consigue.
Yo también espero que me llamen, estoy solo, y quizás pueda dejar de recorrer la calle. Aunque no sé hacer nada con las manos.
Me dice el hombre, que es el padre de los cuatro y taxista.
2 comentarios:
Se van tantos...
muy bueno amiga, paseando por tu blog, tiempo sin leerte, saludos
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