La frase resonó
todo el día en la cabeza de la maestra. ¿Hizo mal en haber preguntado dónde está
el hermano?
Ahora es tan
difícil ser docente. Hay que cuidar lo que se dice, cómo se dice, y a quién se
dice. Todos hacen problemas. Después
viene la directora, se queja y hay que dar explicaciones.
Pero Julito ya no
habla más de ese hermano que es todo para él, el ídolo, el de la camiseta de
Argentina, el que lo acompaña a la escuela en bicicleta, el que le hace la leche
a la tarde esperando que llegue la mamá, el que viene a la feria de ciencias.
Está en cana, dijo.
Así ,con
naturalidad, como quien se agarra sarampión y no queda más que resignarse a que
la erupción pase, largó la respuesta y se sentó en el banco.
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