A lo lejos se ve. Dorada como llamándome. Cada palabra que pienso, es un paso que me estimula a dar. Me restituye una identidad que creía perdida. Roja como esa mancha que ha durado cinco siglos. Vigorosos, no fueron más que tres, pero hemos dejado la trampa. Es como una estrella, que ahora grabo en el pecho, como si arrancara del cielo una luz precisa.
Corro la enorme distancia. Quiero tocarla. Es una llamarada que se abre, que se cierra. Moverse es andar la vida. Quedarse quieto evanescerse.
A lo lejos se ve. Es de una materia incandescente. Dorada, como llamándome.
Doy lo que pienso: estímulos, pasos, palabras.
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