despedazando ovejas
despedazando ovejas
tiñendo de rojo
la lana que pronto
mecería el sueño de Agamenón
no presiente Ayax
el vuelo del engaño
la acechanza tendida
por la locura.
en su desvelo
Aquiles cae bajo su espada
una y mil veces.
Ignoa que otro filo
lo acosa
imprevisible como
una flecha
y que arrancará
sus ojos
cuando despierte
de la fiebre
en que fue un títere
de una comedia atroz
(vasto teatro del mundo).
se arrancará los ojos
igual que el ciego
que selló su destino
entre blancas espumas
de mareas de palabras.
Sebastián Rivero (Uruguay)
Del libro La cárcel del silencio.
Editorial Artefato.
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